Natalicio de Camilo Cienfuegos: 6 de febrero de 1932
Por Prof. Leandro Lubrina
Camilo Cienfuegos es sin dudas uno de los personajes más carismáticos y queridos por el pueblo con que cuenta la historia de Cuba. En sus entrañas, lejos de una reproducción esquemática y distante de empolvados libros, germina en cientos de anécdotas la leyenda del Señor de la Vanguardia enriquecida por la oralidad y las licencias del mito.
De extracción social humilde, e hijo de padre anarquista y sastre de profesión, Camilo Cienfuegos Gorriaran nació el 6 de febrero de 1932 en la barriada habanera de Lawton.
Luego de alcanzar los estudios básicos, Camilo consiguió ingresar a la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, a donde asistió durante el primer semestre, pero luego debió abandonar por problemas económicos.
Ya en 1948 había comenzado a involucrarse en la lucha política participando en las protestas contra un impopular aumento de la tarifa de los ómnibus urbanos.
El 10 de marzo de 1952, al producirse el golpe de estado de Fulgencio Batista, con un grupo de jóvenes concurrió a la Universidad en procura de armas para resistir a la dictadura.
Buscando mejores oportunidades económicas para su familia y protección para su vida decide emigrar hacia los Estados Unidos con solo 21 años de edad. Allí trabajó en varias ciudades como obrero y camarero. Vinculado a los emigrados latinoamericanos, participó en diversas manifestaciones.
En 1955 fue detenido y deportado a Cuba, incorporándose a las luchas estudiantiles, resultando herido en una manifestación de protesta. Preso, torturado y fichado como “comunista” por el cuerpo policial de la dictadura de Batista, tuvo que retomar el camino del destierro en Nueva York uniéndose a la oposición revolucionaria en el exilio.
De esta mane supo del proyecto que encabezaba Fidel Castro, encaminado a organizar una expedición armada en México con el propósito de desembarcar en Cuba y emprender la lucha armada contra la dictadura. Aquella empresa encajaba con sus ideales y, tras vencerse su permiso de residencia, marchó hacia México para comenzar la guerra de independencia de su patria. Sin ser enviado por ninguna célula del Movimiento 26 de Julio ni poseer entrenamiento militar suficiente, fue el último elegido para la expedición del yate Granma.
Fiel representante de la idiosincrasia alegre y burlona de la Mayor de las Antillas, su destino nunca vino marcado por el temperamento, ni la disciplina, ni el deseo personal de transcendencia. El calor de las balas lo obligaron a moldearse a sí mismo como combatiente para transformarse en protagonista y héroe de la Revolución. Desde esa platea simboliza las aspiraciones de justicia y coraje de su pueblo que levanto las armas para liberarse. En palabras de su gran amigo Che Guevara:
“Aun cuando después hiciera una serie de hazañas que han dejado su nombre en la leyenda, me cabe el orgullo de haberlo descubierto como guerrillero (…). No sé si Camilo conocía la máxima de Dantón sobre los movimientos revolucionarios: «Audacia, audacia y más audacia». De todas maneras la practicó con su acción, dándole además el condimento de otras condiciones necesarias al guerrillero: análisis preciso y rápido de la situación y meditación anticipada sobre los problemas a resolver en el futuro».
Al pasar las fuerzas rebeldes definitivamente a la ofensiva, recibió la riesgosa misión de que, junto a la Columna 8 Ciro Redondo (del comandante Ernesto Che Guevara) realizara la invasión al centro del país, reeditando la proeza de los mambises en la Guerra de Independencia. Camilo tenía como misión ulterior trasladarse con su columna a la provincia de Pinar del Río para llevar la guerra hasta el extremo más occidental, como lo hiciera el mayor general Antonio Maceo a finales de 1895.
Ante la nueva situación creada con la huida de Batista y el intento de establecer un nuevo gobierno revolucionario, fue designado Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde. Desde su puesto desempeñó importantes tareas militares mientras reestructuraba las nuevas fuerzas armadas del país, y disolvía cuerpos represivos que durante la dictadura batistiana habían cometido gran número de crímenes contra el pueblo cubano.
No obstante, el poco tiempo que vivió tras haberse producido la victoria popular en enero de 1959, tan sólo menos de diez meses, dio un aporte trascendental al desarrollo y defensa de la Revolución. Destacada fue la participación de este cubano humilde de sobrero de alón y barba en discursos, viajes y asambleas de trabajadores como así también en la concreción de la demandada Reforma Agraria.
El odio visceral de los enemigos del pueblo y su táctica de la mentira, implantaron sospechas sobre la repentina y misteriosa desaparición del avión en que viajaba a los 27 años. Lo cierto es que los hombres y mujeres cubanas, no pudieron ser confundidos jamás, y reconocen con plena naturalidad en la imagen rebelde y siempre joven de Camilo a uno de los mejores de los suyos.
Gloria Eterna al Comandante Camilo Cienfuegos.
